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El dolor es una sensación desagradable que siempre requiere tratamiento. Por lo tanto, resulta fundamental poder identificarlo conociendo y aprendiendo cómo se manifiesta. Los gatos son animales que, por lo general, no suelen mostrar signos muy llamativos de debilidad o enfermedad, por lo que las manifestaciones del dolor pueden ser en muchos casos difíciles de determinar por el propietario.

Para asegurar el bienestar de un animal (y concretamente en el caso de los gatos), se considera fundamental que no existan manifestaciones negativas (como el dolor), y que puedan desarrollar las conductas propias de la especie, como por ejemplo rascar, subirse a lugares altos, “cazar”, etc.

¿Cómo puedo detectar si mi gato tiene dolor?

El signo de dolor más frecuente es el cambio de conducta, que puede traducirse en:

1.- Aumento o disminución de conductas normales en el gato:

• Disminución del apetito
• Alteración del sueño
• Disminución de las ganas de juego
• Evitar subirse en lugares altos (por ejemplo, con dolor por artrosis)

2.- Aparición de conductas nuevas:

• Agresividad. Cuando un animal tiene dolor puede reaccionar de manera agresiva, ya que se produce lo que se denomina conducta de evitación (si el gato prevé una manipulación que puede haber sido dolorosa anteriormente, es posible que la próxima vez reaccione de forma agresiva para evitar esa manipulación que asocia al dolor). Además, el estrés crónico y la disminución de actividad de los gatos con dolor predispone a una disminución de la serotonina, hecho que aumenta la agresividad.
• Miedo ante situaciones que antes no lo provocaban.
• Conductas repetitivas. Por ejemplo un lamido excesivo de una zona del cuerpo (hay estudios que demuestran que acariciar/lamer una zona dolorosa estimula fibras mecano-receptoras que  tienen efecto inhibitorio sobre el dolor),  movimientos repetitivos y/o vocalizaciones excesivas.
• Uso inadecuado el arenero. Cuando un gato tiene dolor al orinar o defecar, lo puede llegar a asociar con la bandeja de arena y puede por ello buscar otros lugares de la casa para hacerlo. Esto puede ocurrir, por ejemplo, en gatos con patologías del sistema urinario (como cistitis), o en gatos con artrosis o artritis.

Escala para interpretar el dolor en gatos basada en la expresión facial  (Feline Grimace Scale)

Recientemente se ha establecido una escala de interpretación del dolor basada en cambios en la expresión facial. Diferentes grados de dolor producen determinadas posiciones en orejas, ojos y nariz, entre otros, y se establece una puntuación total. Se puntúa con 0, 1 o 2 cada gesto según corresponda:

• Posición de las orejas: orejas mirando hacia delante (0), orejas ligeramente separadas (1), orejas planas y giradas hacia afuera (2)
• Posición ojos: ojos abiertos (0), ojos parcialmente abiertos (1), ojos entrecerrados (2)
• Tensión del hocico: hocico relajado y redondo (0), hocico ligeramente tenso (1), hocico tenso y elíptico (2)
• Posición del bigote: bigotes sueltos y curvos (0), bigotes ligeramente curvados o rectos(1), bigotes rectos y tensos (2)
• Posición de la cabeza: cabeza sobre la línea del hombro (0), cabeza alineada con el hombro (1), cabeza debajo de la línea del hombro o inclinada (2).

Algunos estudios revelan que entre el 70-80% de los gatos mayores de 10 años presentan artritis. Siempre debe tratarse el dolor, aunque sean animales mayores y/o presenten otras patologías como alteraciones renales o hepáticas. En la actualidad disponemos de una gran variedad de posibilidades de tratamiento que se adaptan a las necesidades específicas de cada gato.

Si tienes cualquier duda, o piensas signos compatibles con dolor, no dudes en contactarnos por teléfono o mediante email.