La declaración del estado de alarma y el consecuente confinamiento en nuestros domicilios no sólo nos afecta a nosotros, también puede afectar a nuestras mascotas. Veterinarios especialistas en comportamiento animal (veterinarios etólogos) explican que la actual situación puede suponer un problema para los perros a diferentes niveles:
1.- Un gran cambio en su rutina.
El drástico cambio de rutina que están soportando la mayoría de perros puede generar estrés. Este estrés puede ser evidente tanto en alteraciones en el comportamiento como también en alteraciones físicas (problemas gastrointestinales como diarreas o estreñimiento, o empeoramiento de enfermedades crónicas).
2.- Disminución del ejercicio físico.
Al realizar menos actividad física se produce una bajada de serotonina. Este neurotransmisor controla el estado de ánimo de nuestro perro, por lo que se puede aumentar el nivel de agresividad en ellos (al igual que nosotros, pueden estar más “irritables”).
Puede ser que nuestro perro busque “alternativas” con las que intentar calmarse: conductas destructivas con muebles/objetos de la casa, correr de forma compulsiva, lamido excesivo de alguna zona de su cuerpo, rascado compulsivo, etc.
3.-Demasiado tiempo juntos.
Es indiscutible que en estos días la mayoría de nosotros vamos a pasar muchas más horas de las habituales con nuestras mascotas. Esto puede afectarles a la hora de volver a nuestra rutina normal, ya que podría desencadenar lo que se conoce como “ansiedad por separación”. Nuestra mascota, acostumbrada a pasar gran parte del día con nosotros en casa, pasará a volver a estar sola nuevamente.
CONSEJOS PARA AYUDAR A MINIMIZAR LOS EFECTOS DEL CONFINAMIENTO EN NUESTROS PERROS:
1.- Crear una rutina.
Es fundamental, por la salud mental y física de nuestros perros, establecer una rutina lo más constante posible. Se recomienda mantener unos horarios estableciendo el momento de los paseos, las comidas y los tiempos de juegos y descansos.
2.- Enriquecimiento ambiental.
El enriquecimiento ambiental consiste en proporcionarles juegos y entretenimientos de calidad que mantengan activos sus comportamientos naturales, como el olfateo y la búsqueda de comida. Es más interesante realizarlo para que pasen tiempo jugando solos.
- Juguetes dispensadores de comida. En estos juguetes se puede poner parte de su ración diaria o premios. Recomendamos empezar poco a poco, aumentando la dificultad del juego y la cantidad de ración incluida en los mismos conforme el perro se acostumbre a usarlos. Aunque hay muchas marcas que comercializan estos juguetes, es fácil fabricar algunos caseros con materiales de reciclado (botellas de plástico con agujeros para que al rodarlos caigan las croquetas de pienso, cajas con recortes de papel o cartón y entre ellos premios y comida…). ¡En internet hay miles de ideas divertidas!
- Uso de mantas cognitivas. Aunque las hay comerciales, también pueden hacerse caseras. Para ello hacemos varias “capas” de mantas, escondiendo comida o juguetes entre los pliegues.
Al igual que con los juguetes, recomendamos ir aumentando poco a poco la dificultad para encontrar el alimento.
Lo divertido de los juguetes es alternarlos, ¡si los tienen todo el día a disposición perderán el interés en ellos!
3.- Acompañarles en el juego.
También hay momentos del día en el que nuestros perros necesitan nuestra compañía para jugar. Los juegos deben tener un horario dentro de la rutina, pero en la medida de lo posible, debemos ir variando el tipo de juego.
Es importante que señalicemos el inicio y el final del juego, para que nuestra mascota sepa cuando se inicia el juego, y cuando hay que parar. Esto se puede hacer con frases simples como: “vamos a jugar” para iniciar el juego, y “basta” al terminar.
4.- Paseos.
Todos sabemos que los paseos en estos días deben ser cortos. Es importante evitar el contacto con otras personas y otros perros, pero en la medida de lo posible vamos a intentar que sean momentos entretenidos para nuestros perros. Para ayudarlos, podemos aplicar algunas medidas:
- Un poco de libertad: se pueden utilizar correas más largas (extensibles o tipo correas de 3 anclajes de 2 metros). Además, durante el paseo hay que dejarlos que olfateen libremente y se dirijan “hacia dónde quieran”, dentro de las limitaciones que debemos marcarles.
- No regañarles ni dar tirones de correa. En el caso que nuestro perro se acerque a otro perro o a otra persona, no es recomendable dar tirones de correa ni regañarles. Podemos crear situaciones confusas para ellos que en un futuro puede ser negativo. Es mejor en estos casos usar premios para llamar su atención.
5.- Control de miedos.
Si nuestro perro es miedoso, es posible que necesite ayuda para gestionar algunas situaciones ruidosas que no conocen (aplausos masivos, caceroladas, música alta…). Para ello, se puede crear una zona segura en casa, donde él pueda ir de forma voluntaria si lo necesite (no se recomienda obligarlo a entrar ni encerrarlo).
Para este fin, es válida una habitación o cualquier rincón de la casa. Lo más importante es que sea una zona en la que el perro pueda acceder siempre que quiera, que se encuentre alejada del ruido y en la que haya disponible agua y comida.
6.- Fomentar momentos (positivos) en solitario.
Para evitar los problemas que pueden suponer el exceso de apego (para evitar desarrollo de ansiedad por separación), podemos ayudar a nuestros perros proporcionándoles momentos en solitario, ya sea de juego o de descanso. Esto no significa que los encerremos en una habitación; significa que les demos la opción, con un juego que le pueda interesar, de estar jugando en una habitación (con la puerta abierta) mientras nosotros estamos en una habitación diferente.
Se debe empezar por poco tiempo al día, aumentando si es posible hasta suplir las horas que pasaríamos fuera de casa en una situación normal.
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